miércoles, 8 de agosto de 2012

Del Danubio al Moldava




En el diario que trataré de novelar aquí, escribiré que hoy miércoles me he encontrado con Hasek en la estación. No me ha saludado. Caían cuatro gotas y seguramente no me ha saludado por ello: la gente no tiene ganas de saludar mientras llueve.

 I. Empecé a leer el libro “El Danubio” de Claudio Magris. Al buscar las fuentes del río, Magris subió a una cima y comprobó que unos charcos le mojaban los zapatos. Y siguió subiendo y vio que las fuentes del Danubio se hallaban en el cobertizo de una casa de piedra de la que descendía un canalón que recogía sus aguas de un grifo que no podía cerrarse jamás y, por lo tanto, las fuentes del Danubio se hallaban ahí, en ese canalón, y que, por ser coherentes, tal como Magris escribe, ese canalón era el Danubio y que si se cerraba el grifo que surtía de agua al canalón se secarían Bratislava, Budapest y también Viena. Supongo que una vez allí debió de tocar el agua que salía del grifo con su mano y que, por ser coherentes, en ese momento, él mismo era el Danubio.

II. Sin cerrar el libro de Magris, mantengo abierto el libro “Las aventuras del valeroso soldado Schwejk” de Jaroslav Hasek por la página en la que Schwejk entra en la celda de una prisión de Praga. Allí se encuentra con cinco hombres sentados en una mesa y otro, de mediana edad, tumbado en una litera y manteniéndose separado como si el Danubio – tal vez el Moldava-  pasara entre ellos. Al preguntar Schwejk el motivo por el que estaban allí encarcelados, los cinco que estaban alrededor de la mesa contestaron que se hallaban allí por lo del archiduque Francisco Fernando de Austria y el atentado de Sarajevo que había tenido lugar esa misma mañana. Schwejk se sentó con los conspiradores porque él también había sido acusado por ello aunque, como los otros cinco, sólo por comentarios y chistes tabernarios sobre el emperador. «El sexto, el que se apartaba de los demás, dijo que no quería tener tratos con ellos para que no sospecharan de él, porque él sólo estaba allí por haber intentado robar y asesinar a un campesino de Holitz»

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