domingo, 17 de febrero de 2013

El escritor revolucionado



En el comedor del hostal de Praga me he encontrado con el viejo soldado que, mientras comía unas hojas de acelga, debía de estar pensando en la época que sirvió de dragón en los ejércitos napoleónicos. Mi hostelera me contó que, realmente, el viejo formó parte de la resistencia durante la invasión nazi y que una granada, lanzada con torpeza por un compañero, le estalló cerca de la sien, aunque no recuerda nada: «la violencia de la impresión había acabado con la impresión misma.» (1)

I. «El papel del escritor es inseparable de difíciles deberes. Por definición, no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren…
Cualesquiera que sean nuestras flaquezas personales, la nobleza de nuestro oficio arraigará siempre en dos imperativos difíciles de mantener: la negativa a mentir respecto de lo que se sabe y la resistencia a la opresión.»   Discurso de Albert Camus durante la entrega del Premio Nobel de Literatura de 1958.

II. Cuando Hrabal escribía que el hombre no podía descoserse de su época, se estaba refiriendo a eso, a la capacidad de no aparecer ligado a la neutralidad ante los acontecimientos, o de evadirse por omisión de la acción ante la injusticia. Y si ese hombre hubiera sido un escritor, como él, no hubiera sido de recibo que hiciera saltar los botones de su camisa tratando de desligarse de aquello que a todos aprieta, como tampoco lo sería de haber sido panadero.

III. Leo un párrafo de “El arte de la fuga” de Sergio Pitol: «Aquí se han de romper a hachazos las puertas de la tiranía para destruirlas, porque si las abrimos con su propia llave, quedarán en pie y volverán a cerrarse.»

IV. Magris, en “El infinito viajar”, advierte también de aquellos literatos que caen en «esa fácil retórica contestataria, listos para indicar metas sociales abstractas e imposibles con el fin de obtener de ello la autorización a desinteresarse de cada pequeño proceso concreto». Uno de esos pequeños procesos es el que cuenta Pitol cuando, en una manifestación en apoyo de los maestros, la participación de intelectuales fue muy importante; « no sólo estaban los muy jóvenes, sino también aquellos a quienes considerábamos como nuestros maestros… La respuesta no se dejó esperar: una represión desmedida.»


(1) Cita entrecomillada de W.G.Sebald 

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